Xúquer Viu

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dilluns, 2 de novembre del 2009

Las Tablas de Daimiel, un desastre anunciat. El Xúquer i l'Albufera en situació similar per la sobreexplotació de l'aqüífer de la Manxa Oriental

EL PAÍS 22-10-09
Bruselas expedienta a España por la extrema degradación de Daimiel
El secretario de Estado de Agua: "Estamos a punto de perder el parque nacional" - El Gobierno reclama a Castilla-La Mancha que vete el regadío junto al paraje
RAFAEL MÉNDEZ - Madrid
La Comisión Europea ha abierto un expediente de oficio contra España por la degradación de las Tablas de Daimiel, según confirmó la Comisión Europea y fuentes del Ministerio de Medio Ambiente. El Gobierno tiene 10 semanas para explicar cómo un humedal protegido por la UE lleva cinco años seco y cómo es posible que decenas de miles de pozos, buena parte de ellos ilegales, hayan agostado las lagunas. La UE se une así a la Unesco, que ya planea quitarle su protección a La Mancha Húmeda. El secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, no quita hierro a la situación del parque: "Estamos a punto de perder las Tablas de Daimiel", reconoció ayer en un acto público.
El pasado miércoles, día 14, la Comisión aceleró la queja de oficio que prepara desde hace meses contra España. Los representantes de Medio Ambiente del Ejecutivo comunitario se encontraban en Madrid para la llamada reunión paquete, en la que repasan con el Gobierno y los ecologistas todos los procedimientos de infracción abiertos. El orden del día no incluía Daimiel, pero ante la publicación en EL PAÍS del incendio de turba incontrolable y la alerta de los responsables del parque, el jefe de infracciones de la UE, el español Julio García Burgués, comunicó que ese mismo día había abierto la queja.
La situación era insostenible y no podía esperar a que las asociaciones ecologistas le enviasen el informe con la situación de las Tablas. La carta enviada a España es el paso previo a la apertura de un procedimiento de infracción. La Comisión abre así un proceso que puede durar años, pero que puede terminar ante el Tribunal de Luxemburgo y con una multa. Pero, sobre todo, saca los colores a los responsables de un desastre ecológico que comenzó hace casi 40 años. España tiene procesos similares abiertos por la mala calidad del agua de los ríos, las minas a cielo abierto en espacios protegidos de León o la contaminación en Huelva.
Bruselas investiga si se ha incumplido la Directiva de Hábitats, de 1992, que establece que los países "adoptarán las medidas apropiadas para evitar, en las zonas especiales de conservación, el deterioro de los hábitats naturales y de los hábitats de especies". Las Tablas son Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves de la UE.
Aunque el deterioro en Daimiel es evidente -sólo 10 de sus 1.600 hectáreas tienen agua-, un equipo de la Comisión visitará la zona antes de diciembre. Ni un diluvio puede hacer que entonces tenga agua.
El Ministerio de Medio Ambiente planea aprobar la semana que viene un trasvase de urgencia desde el Tajo hacia el parque nacional. Se trata de llevar 10 hectómetros cúbicos -cada uno equivale a un volumen como el estadio Santiago Bernabéu-. La comisión de explotación del trasvase Tajo-Segura tendrá que enviar algo más en función de las pérdidas que se produzcan en el transporte. Para reducir esas fugas, el Gobierno utilizará la llamada tubería de la llanura manchega, un trasvase del Tajo al Guadiana para abastecimiento. El Ministerio ha pedido a Villar Mir, presidente de la empresa OHL, adjudicataria de la obra, que acelere al máximo la construcción.
A medio plazo, el Ejecutivo confía en rellenar las Tablas a través del trasvase del Tajo Medio, que sale de Valdecañas, en Cáceres, hacia el Segura. Daimiel está a mitad de camino y fácilmente podría dejar allí 40 hectómetros cúbicos al año. Los ecologistas se oponen a este sistema para mantener con vida el humedal y exigen que se reduzca el regadío. Extremadura no se opone al trasvase y ya ha encargado un informe sobre la viabilidad de la obra.
Puxeu admitió que el trasvase de emergencia "no es una medida ortodoxa, pero sí radical. Y ahora hacen falta soluciones radicales". "En el siglo XXI no nos podemos permitir perder espacios que nunca podremos recuperar en aras de un progreso no bien definido", señaló Puxeu, que lanzó un aviso a los agricultores que desde hace décadas han sobreexplotado el acuífero que nutría las Tablas: "Tenemos que liberar la presión sobre ese ecosistema. Si no es con la razón, será con la compra de fincas o con la legislación".
El secretario de Estado también entró por primera vez de forma abierta en la disputa que libra con la Junta de Castilla-La Mancha, también del PSOE, por la responsabilidad sobre el estado del parque. Puxeu pidió a la Junta que prohíba el regadío "en el preparque", la zona aledaña al espacio protegido y en que los pívots (el sistema de riego por aspersión de la zona) siguen regando cebollas. Aunque los parques nacionales están transferidos a las autonomías por una sentencia del Constitucional de 2005, el de Daimiel sigue en manos del Gobierno, como recuerda a menudo la comunidad. Nadie quiere hacerse cargo de ese secarral en el punto de mira de la UE y la Unesco. Por eso, Puxeu recordó que el preparque es competencia autonómica.
La situación ha llegado hasta tal extremo que cuando el secretario de Estado visitó en junio pasado las Tablas, un agricultor de la zona se acercó a la comitiva y, sin reconocer a Puxeu, le sugirió al director de Daimiel que inundasen pronto el parque nacional porque se estaba quedando sin agua para regar.
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PÚBLICO 22-10-09

Habrá más agua para Daimiel
El Gobierno aprobará un trasvase de urgencia. Los ecologistas consideran que la medida es "contraproducente"
MARÍA GARCÍA DE LA FUENTE - MADRID - 22/10/2009 23:00
El último intento para que el Parque Nacional de Tablas de Daimiel (Ciudad Real) "no sufra daños irreversibles" comenzará el próximo 3 de noviembre cuando la Comisión de Desembalses apruebe una transferencia urgente de agua al parque. Esto permitirá que se llegue a la primavera "con una superficie inundada muy importante", anunció ayer el secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu. El trasvase se realizará a través de una infraestructura que se está construyendo.
Pero este paraje sufre falta de agua desde hace 40 años. En los años setenta del siglo pasado "una extensión salvaje de regadíos acaba con los recursos hídricos del subsuelo" de Tablas de Daimiel y ya entonces "la turba comienza a arder, bien de forma espontánea o inducida por incendios en tierras colindantes", con el agravante de que el río Guadiana "queda definitivamente seco, produciéndose un desastre ecológico y geológico de graves consecuencias", según relata la crónica de los inicios del Parque Nacional de Tablas de Daimiel, declarado en 1973 precisamente para intentar acabar con la desecación de este paraje y recuperar un ecosistema de humedales. Desde hace 30 años el trasvase Tajo-Segura, inaugurado en 1979, desvía agua para revivir un parque que nació sin ella.
Puxeu señaló ayer que "la primera urgencia es apagar la zona de ignición y la segunda es tener una zona inundada importante para que las aves recuperen su hábitat".
El trasvase Tajo-Segura se diseñó con la previsión de transferir 1.000 hectómetros cúbicos a Murcia y Alicante, pero esta cifra nunca se alcanzó. De hecho, la ley prevé que por debajo de los 240 hm3 almacenados en los embalses de la cabecera del Tajo no se pueda trasvasar al Segura, esta excepción sí se ha cumplido y el parque nacional también lo ha sufrido.
Además del trasvase, que los ecologistas consideran "contraproducente", el Ministerio de Medio Ambiente comenzó la legislatura pasada la compra de fincas en el entorno del parque para detraer agua de los regadíos y destinarla al parque. Hasta el momento se han adquirido 1.400 hectáreas y Puxeu anunció ayer que el 29 de octubre se comprarán otras 150 hectáreas, que en su conjunto "permitirán mantener la titularidad de los derechos del agua y la capacidad de regeneración del parque".
Por otra parte, el Ministerio de Medio Ambiente ha informado a la Comisión Europea sobre las actuaciones que lleva a cabo para preservar el parque nacional. "No hay ningún procedimiento de infracción ni ningún expediente abierto, lo que sí hay es una comunicación fluida con las autoridades de la Unión Europea que, como nosotros, están preocupadas", explicó Puxeu.
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EL PAÍS 20-10-09
Hallado otro foco del fuego subterráneo de Daimiel
R. MÉNDEZ - Madrid
Los técnicos del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel detectaron ayer un segundo foco en el incendio subterráneo que desde agosto azota el paraje. Las fumarolas aparecieron a unos 400 metros al sur del foco ya conocido. La turba del subsuelo está tan seca que se ha resquebrajado y ha entrado en autocombustión. El fuego estaba cerca de la Isla de las Cañas y ya ha cruzado la presa del Morenillo.
Apagar un incendio de turba es imposible. Sólo sirve encharcar completamente el terreno. Los técnicos chafan el terreno con una pala y lo empapan con agua de pozo, pero consideran muy probable que el fuego se extienda.
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EL PAÍS 18-10-09

EDITORIAL
Cuando arde la turba
El desvío de agua a los regadíos ha arruinado las Tablas de Daimiel y hay más parques en peligro
Durante 300.000 años, bajo el agua de las Tablas de Daimiel se ha acumulado materia orgánica de origen vegetal que, sin oxígeno y empapada en agua, ha formado un carbón vegetal, la turba. Cuando el suelo se seca, la turba pierde agua, se encoge y agrieta el terreno. El aire comienza a circular por los huecos y el subsuelo comienza a oxidarse y se calienta. Tras cinco años sin agua, la turba ha entrado en autocombustión. El fenómeno sólo era habitual hasta ahora en el cauce seco del Guadiana, pero desde agosto afecta a un parque nacional: una de las 17 joyas de la naturaleza española.
Las decenas de miles de pozos que han proliferado en la zona en 40 años -ya Franco lanzó un plan en 1956 para desecar La Mancha húmeda y convertirla en regadíos- han esquilmado el inmenso acuífero que antes rebosaba en las Tablas y en los ojos del Guadiana. La sequía en la cabecera del Tajo hizo que el Gobierno limitara los trasvases de los que vivía el humedal. La prioridad era el regadío en Murcia y Alicante.
El personal del parque ha intentado aplastar el terreno con palas mecánicas para impedir que el aire oxigene la turba, y los técnicos también han creado un sistema de tuberías para empapar el suelo con bombas. Pero apagar un incendio de turba es mucho más difícil que todo eso.
El parque nacional tiene 1.600 hectáreas inundables, y sólo 10 están encharcadas. La naturaleza no va a frenar el proceso, por más que llueva. Ni un otoño extremadamente húmedo paliaría el déficit del acuífero de La Mancha, cifrado en más de 3.000 hectómetros cúbicos. Sólo inundar el parque lo sofocaría. El Gobierno esperó a que mejorara la situación en los embalses del Tajo para que el consumo humano en Levante estuviera garantizado. Al final, el 23 de abril aprobó el envío de 20 hectómetros cúbicos de agua, pero el trasvase se demoró y cuando en mayo salió el agua era demasiado tarde.
El Ejecutivo promete para enero un trasvase de emergencia. Habrá que esperar hasta entonces, pero en los meses de espera, mientras sigue ardiendo la turba, es tiempo de pensar en una solución al problema de fondo: cuántos regadíos puede soportar la climatología española sin tener que desecar los parques nacionales. Doñana está en la lista de espera, con las fresas de Huelva chupándole los acuíferos. Actúen.
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EL PAÍS 17-10-09

REPORTAJE
El hombre que pescaba cangrejos en Daimiel
Julio Escuderos, memoria del humedal manchego, pena el desastre ecológico
RAFAEL MÉNDEZ - Daimiel
Si alguien de otro continente que no conociera la historia de La Mancha húmeda aterrizara por casualidad en la casa de Julio Escuderos no creería ni una palabra de lo que dice. La casa, blanca, de una sola planta, pequeña, modesta, está situada en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real. Se encuentra en medio de un secarral, en una zona que se alza un poco respecto al resto. La vegetación lo tapa todo. Pero Julio da fe de que esto no era así y de que no debería serlo. "Esto era una maravilla", señala el terreno yermo: "La laguna llegaba hasta esta pared de la casa y salíamos en barca casi desde la puerta. Todo estaba lleno de agua, cangrejo del bueno, del de aquí, carpas y lucios. Había ojillos por los que salía el agua en todas partes. Y cuando íbamos con el carburo a pescar de noche bebíamos directamente del Guadiana".
Julio es el último pescador de las Tablas de Daimiel. A sus 81 años se ha convertido en el testigo vivo del desastre colectivo que suponen la desecación de las lagunas y, desde agosto, el incendio subterráneo que corroe las entrañas del parque.
Ahora, la barca verde de quilla plana con la que se movía entre la masiega está recostada en la pared de la cochera. "Tenía dos. Esta me la hizo un carpintero de Daimiel, que en paz descanse". Ya es sólo un adorno que empieza a descascarillarse. ¿De qué sirve una barca en tierra seca?
El parque nacional tiene 1.600 hectáreas inundables y sólo 10 están encharcadas. Y gracias a dos pozos que extraen agua del acuífero para engañar la mirada del turista. Daimiel es, en teoría, una de las 17 joyas de la naturaleza española.
La historia de las Tablas comenzó a torcerse hace décadas. "En los setenta ya vi yo que esto no iba bien. Trajeron las máquinas para desecar el Guadiana. Perdone, pero yo hablo del Guadiana, no del parque, que vino después", aclara. Franco lanzó un plan en 1956 para desecar La Mancha Húmeda y convertirla en regadíos. "Cavaron canales, tiraron los molinos y el agua ya corría como una flecha".
En el libro La España inexplorada, Abel Chapman y Walter J. Buck, dos cazadores británicos que recorrieron el país, ya describen cómo la familia Escuderos, padre y abuelo de Julio, guardaba las Tablas de los bandoleros y protegían la caza. Junto a los García Consuegra forman la memoria del parque.
En aquel lugar rebosaba el acuífero 23 y se juntaba con las aguas del Guadiana y el Cigüela. En 1973 ya eran parque nacional y desde entonces la UE y la Unesco han reconocido su valor como humedal. "Aquí sacábamos más de 7.000 kilos de cangrejo y vivía mucha gente. Era una mina de oro hasta que llegaron los pivots", el sistema de riego por aspersión que invade la zona.
Las Tablas se secaron en los ochenta y en los noventa. Y siempre se recuperaron. Pero esta vez puede ser distinto. "La gente cree que esta vez también se van a recuperar. Pero antes había agua a muy pocos metros de profundidad", explica Luis Moreno, del Instituto Geológico y Minero de España. Ahora, bajo las Tablas, el acuífero está a 26 metros y en otras partes mucho más profundo. El déficit acumulado es de 3.000 hectómetros (como tres veces el derogado trasvase del Ebro).
Conforme el agua bajaba, los pescadores se fueron yendo. Sólo quedó Julio, que acabó contratado por el parque. "Otros tenían menos maña con las carpas y los barbos, pero a mí me gustaba, y no me fui". Se pone malo con el regadío que roba el agua: "Vivo penando y siempre penando".
Tras cinco años sin agua, el parque ha dado un nuevo salto hacia el abismo. La turba del subsuelo acumulada en 300.000 años ha entrado en autocombustión, algo que sólo ocurre en casos de extrema sequía. El fenómeno era habitual fuera del parque, en el cauce seco del Guadiana, donde se ven las fumarolas y los carteles avisan del peligro de la turba ardiendo. Un incendio en agosto en superficie pasó a la turba. Los agujeros del suelo lanzan humo de forma irregular. Uno puede estar en la superficie y no sentir calor, pero al acercar la mano a los huecos hay que retirarla inmediatamente por la elevada temperatura que desprende.
Dentro del parque, una pala mecánica chafa el terreno para ahogar el oxígeno que alimenta las brasas y dos sondeos de emergencia lanzan agua sobre el terreno. Todo es inútil ante un incendio subterráneo como este. Sólo inundar el parque lo sofocaría. Algo que el Ejecutivo espera conseguir en enero con un trasvase de emergencia desde el Tajo, tras acelerar las obras de la tubería de la llanura manchega (un trasvase del Tajo al Guadiana para abastecimiento). Julio es escéptico. Lleva años escuchando planes y más planes. Alza las cejas: "Si traen agua esto se recupera. Pero si la traen será para los pivots".
Los agricultores se defienden atacando. José María Fresneda, secretario de Asaja en la región, admite que "las Tablas se están cociendo por dentro" pero niega la responsabilidad. "Había un plan, el del Alto Guadiana, que pactamos 2007 y que el Gobierno está incumpliendo. Sin ese plan no se pueden recuperar las Tablas y va a haber un conflicto social". El plan, de 3.000 millones durante 20 años, contemplaba enormes partidas para comprar derechos de agua a los regantes para que cambiaran de cultivos. Pero el Gobierno considera que los 150 millones anunciados para 2010 son excesivos y que de nada servirían si la Junta de Castilla-La Mancha no impulsa la reconversión agrícola. La comunidad, por su parte, exige al ministerio que acelere la inversión en el plan. Los regantes critican al ministerio y los ecologistas, a la comunidad. Y el Guadiana sigue seco.
Daimiel es el Mar de Aral español. Si en la antigua URSS fue el cultivo del algodón en Uzbekistán y Kazajistán lo que secó la inmensa laguna, aquí han sido los pivots. La historia se repite y se repetirá. En unos años habrá un reportaje como este sobre Doñana (Huelva) donde el cultivo de la fresa amenaza las lagunas del parque nacional. Allí habrá otro Julio que recuerde lo que fue.

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EL PAÍS 15-10-09
Murcia critica el trasvase del Tajo para salvar Daimiel
R. MÉNDEZ - Madrid
El director general del Agua de Murcia, Miguel Ángel Ródenas, mostró ayer sus recelos al trasvase urgente del Tajo que el Gobierno planea contra el incendio subterráneo en las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). Ródenas alertó de que supondrá "un hachazo grande al regadío de Murcia, que ya está en emergencia" y criticó "la improvisación" del Ejecutivo en esta materia. El Gobierno de Murcia, del PP, considera que "en la propia cuenca del Guadiana hay soluciones para las Tablas, sin recurrir a la del Tajo", que abastece a través del trasvase a Murcia y Alicante.
Más de dos millones de personas beben agua del Tajo en el Levante. Y aunque el abastecimiento está garantizado, el Gobierno de Murcia quiere defender los frutales y plantea que el trasvase para sofocar el incendio subterráneo en Daimiel "puede resolver un problema para crear otro mayor". "Habrá que ver la dimensión del incendio y justificarlo muy bien. Puede ser sólo una hoguera o una emergencia nacional", afirmó Ródenas, quien apuntó que desde 1998 está previsto enviar agua a Daimiel desde el embalse de Torre de Abraham, muy cerca de las Tablas y en la cuenca del Guadiana.
El anuncio de trasvase a través de la tubería de la llanura manchega, prevista para abastecimiento, tampoco ha gustado a los ecologistas. Ecologistas en Acción afirmó que el Gobierno improvisa y que si la situación en el parque nacional es tan dramática no debería esperar a enero para inundar el parque.
Desde agosto, las lagunas sufren un incendio de subterráneo de turba que no se puede apagar salvo inundando el espacio.
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EL PAÍS 14-10-09
Trasvase de emergencia contra el incendio subterráneo de Daimiel
Medio Ambiente ordena acelerar las obras para inundar en enero las Tablas - Usará la tubería del Tajo al Guadiana prevista sólo para abastecimiento
RAFAEL MÉNDEZ - Madrid
El secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, mantuvo ayer un maratón de conversaciones y reuniones para afrontar el estado crítico que atraviesa el parque nacional de las Tablas de Daimiel. Conclusión: el Ministerio de Medio Ambiente acelerará las obras para poder trasvasar agua de forma efectiva desde el Tajo al parque, en la cuenca del Guadiana, para inundarlo y sofocar así el incendio subterráneo de turba que desde agosto corroe el paraje. El Gobierno admite que, en cualquier caso, el agua no llegará antes de enero.
Puxeu se mostró moderadamente optimista sobre el futuro del parque y negó que su degradación sea "irreversible". Así lo afirmó el director del espacio, Carlos Ruiz, en una reunión interna del patronato del parque a principios de 2007 en la que señaló que el incendio de la turba supone "un punto de no retorno en su conservación".
Tras analizar alternativas inviables como empapar el suelo mediante hidroaviones -la cantidad necesaria es tan elevada que la propuesta fue inmediatamente desechada-, el Gobierno ha decidido acelerar en todo lo posible las obras de la tubería de la llanura manchega y el recubrimiento de los tramos más permeables del río Cigüela. Con estas dos alternativas, prevé tener a principios de 2010 forma de enviar agua desde el Tajo al parque con pocas pérdidas.
En mayo pasado, Medio Ambiente aprobó un trasvase de 20 hectómetros cúbicos (cada uno equivale a un volumen como el del estadio Santiago Bernabéu) a través del Cigüela pero llegó menos de uno. La inmensa mayoría se infiltró por el camino.
Ahora, para sofocar el incendio de turba, hacen falta más de 15 hectómetros para inundar la zona de las turberas, situada en el extremo opuesto de la entrada del Cigüela. "En la próxima comisión de desembalse propondré un trasvase a las Tablas. Y espero que sea lo antes posible pero con rendimientos de más del 70% y eso espero que sea en enero", explicó Puxeu. El anuncio llegó 48 horas después de que EL PAÍS informara sobre el fuego de turbas en el corazón del parque.
El Ejecutivo completará también con una obra provisional los tramos que faltan de la tubería de la llanura manchega -prevista sólo para abastecimiento- y que están paralizados por la aparición de restos arqueológicos. El Gobierno considera que al utilizar una obra que no está terminada no necesita modificar la ley.
Puxeu consideró que "la bajada de las temperaturas juega a favor de las Tablas". Mientras tanto, "la opción es seguir compactando la turba".
El secretario de Estado explicó que el ministerio mantiene la política de compra de fincas adyacentes al parque. Y de los pozos que haya en ellas se lanzarán tuberías para mojar la turba.
Medio Ambiente ve con preocupación el deterioro del humedal, entre otras cosas, porque la Unesco está vigilante para retirarle la calificación de reserva de la biosfera a La Mancha Húmeda en 2011. Y lo peor que le podía pasar antes de ese examen era un incendio de turba.
Este carbón vegetal formado durante 300.000 años en ausencia de oxígeno está tan seco por falta de agua que pierde volumen y agrieta el terreno. Por esas grietas entra el aire que oxigena la turba y eleva la temperatura. A partir de cierto nivel de calentamiento las turberas entran en combustión. En 1986 ya ardió la turba en el parque nacional, pero fue por un incendio de rastrojos que pasó al subsuelo. Entonces había más agua que hoy para sofocarlo. El 26 de agosto pasado, el parque detectó el primer caso de autocombustión por la sequía, tras cuatro años sin agua.
El anuncio de trasvase previsiblemente generará rechazo en Murcia y Almería, la zona que vive y riega con agua de la cabecera del Tajo. El director general del Agua de Murcia, Miguel Ángel Ródenas, anunció que "las turberas se incendian de forma espontánea". "Es un fenómeno natural", dijo. "Inundar el parque es algo artificial", informa Servimedia.
Aunque los trasvases de emergencia logren inundar Daimiel el problema persistirá. Decenas de miles de pozos ilegales han hundido el nivel del acuífero 23, el que hasta los años 80 rebosaba en los Ojos del Guadiana. Y los efectos de esa sobreexplotación, que comenzó hace décadas, se notarán durante años.
El alcalde de Daimiel, José Díaz del Campo, afirmó ayer que "ha llegado el momento de actuar con todas las de la ley" y que el ministerio "no puede dilatar más su responsabilidad". Aunque la comunidad autónoma tiene competencias en Agricultura, el Gobierno es competente en agua y en el parque nacional. El Tribunal Constitucional falló en 2004 que los parques nacionales debían ser competencia autonómica. Uno de los pocos que queda por traspasara es el de las Tablas de Daimiel, debido a su mal estado.
Los ecologistas ven alarmados el fuego de turba. Miguel Ángel Soto, de la campaña de bosques de Greenpeace, advirtió de que cuando se habla de las emisiones de gases de efecto invernadero "no sólo hay que tener en cuenta las fábricas sino que por el abuso los humedales están pasando de ser sumideros de dióxido de carbono a emisores".

ENTREVISTA: GUILLERMO REIN Experto en incendios
"El fuego tiene combustible para arder durante años"
R. M. - Madrid
No hay muchos expertos en incendios subterráneos como el que desde agosto corroe las entrañas del parque nacional de las Tablas de Daimiel. Guillermo Rein (Madrid, 1975) es uno de ellos. Ingeniero industrial, se doctoró en Berkley (EE UU) en "fuegos latentes" y desde 2005 da clases de ingeniería del fuego en la Universidad de Edimburgo, en Escocia. "Aquí estaba el mejor grupo de esta especialidad", explica por teléfono. Rein sigue, pegado al ordenador, la evolución del fuego de Daimiel.
Pregunta. ¿Cuánto puede durar el fuego de Daimiel?
Respuesta. Ese fuego tiene combustible para arder hasta el infinito. Con los agujeros que tiene y las grietas que han enseñado no se va a apagar solo. En Australia hay un incendio de turba que lleva siglos y en EE UU el año pasado hubo un caso en Carolina del Norte, en el parque de los lagos de Pocosin. Duró tres meses, quemó 17.000 hectáreas y movilizó a más de 450 bomberos.
P. ¿La bajada de la temperatura no lo extinguirá?
R. En Colorado los incendios de turba siguen aunque haya nevado.
P. ¿Qué se puede hacer?
R. Lo mejor es inundarlo completamente. En Escocia hubo un incendio similar el año pasado y el Ejército cavó una trinchera alrededor de la zona prendida y sacrificó el bosque en el interior. Pero dudo de que eso se pueda hacer en un parque nacional.
P. El Gobierno dice que lo inundará pero que necesita tres meses.
R. Ellos sabrán. Pero sin conocer bien el terreno he hecho unos cálculos conservadores y el incendio emite cada día entre 100 y 400 toneladas de gases de dióxido de carbono y monóxido de carbono, que son gases de efecto invernadero. También emite metano, con un efecto invernadero más potente.
P. Los investigadores del IGME dicen que cuando la turba está seca repele el agua.
R. Es cierto. Y eso dificulta aún más la extinción.
Murcia afirma que el trasvase para salvar Daimiel sería "un hachazo" al regadío de Levante
Critica la improvisación del Gobierno y pide que la solución a las Tablas salga del Guadiana
RAFAEL MÉNDEZ - Madrid
El director general del Agua de Murcia, Miguel Ángel Ródenas, ha alertado hoy de que el trasvase de emergencia que el Gobierno planea desde el Tajo hacia el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel supondrá "un hachazo grande al regadío de Murcia, que ya está en emergencia". Ródenas ha criticado la "improvisación" del Ejecutivo en esta materia y ha afirmado que "en la propia cuenca del Guadiana hay soluciones para las Tablas, sin recurrir a la del Tajo".
Más de dos millones de personas beben agua del Tajo en Murcia y Alicante. Y aunque el abastecimiento está garantizado, el Gobierno de Murcia, del PP, quiere defender los frutales y plantea que el trasvase para sofocar el incendio subterráneo en Daimiel "puede resolver un problema para crear otro mayor". "Habrá que ver la dimensión del incendio y justificarlo muy bien. Puede ser sólo una hoguera o una emergencia nacional", ha manifestado Ródenas, quien ha apuntado que desde 1998 está previsto enviar agua a Daimiel desde el embalse de Torre de Abraham, muy cerca de las Tablas y en la cuenca del Guadiana.
El anuncio de trasvase a través de la tubería de la llanura manchega, prevista para abastecimiento, tampoco ha gustado a los ecologistas. Ecologistas en Acción ha indicado que el Gobierno improvisa y que si la situación en el parque nacional es tan dramática, no se debería esperar a enero para inundar el parque.
Desde agosto, las lagunas sufren un incendio subterráneo de turba que no se puede apagar salvo inundando el espacio.
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EL PAÍS 13-10-09
Medio Ambiente admite que el daño en las Tablas "es irreversible"
Un informe oficial alerta de que el humedal está en un "punto de no retorno"
RAFAEL MÉNDEZ - Madrid
El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel sufre un "proceso de degradación irreversible que se presenta como un punto de no retorno en su conservación". Así lo establece un informe elaborado por la dirección del parque nacional y presentado el pasado septiembre al patronato del paraje, según fuentes de este organismo. Allí, Carlos Ruiz, director del espacio, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, fue contundente al alertar sobre el daño que supone el incendio en el subsuelo declarado en agosto debido a la sequía extrema que desde hace cuatro años sufre el parque.
José Manuel Hernández, portavoz de Ecologistas en Acción en el patronato del parque, recuerda que el pasado 7 de septiembre Ruiz fue "sincero en el diagnóstico": "Es cierto que la Administración no está tapando la gravedad de la situación y que allí el director del parque nos advirtió de que el daño podía ser irreversible". En 2007, el Instituto Geológico y Minero de España alertó de que de proseguir la sequía la turba del subsuelo formada durante 300.000 años entraría en autocombustión, un fenómeno que se desencadena en periodos de sequía extrema. Así ocurre desde al menos el 26 de agosto, cuando los guardas del parque detectaron una fumarola que salía del suelo.
El científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Santos Cirujano advierte de que "si no se apaga, la turba va a estar continuamente ardiendo". Y añade: "No sé si es demasiado tarde para recuperar el parque". Los incendios de turba pueden durar meses y son extremadamente complicados de apagar.
Cirujano diseñó a principios de año para la Confederación Hidrográfica del Guadiana un plan de urgencia para salvar Daimiel. Este especialista explica que, actualmente, no hay forma de inundar de forma inmediata el parque para conseguir extinguir el fuego subterráneo. El parque nacional vive del agua del Tajo que el Gobierno envía a través del cauce seco del río Cigüela. Pero la inmensa mayoría del agua (más del 96% en el último envío) se infiltra hacia el acuífero de La Mancha. "La zona de turberas está en el extremo opuesto a la entrada del Cigüela, así que de allí es imposible mandar agua", resume Cirujano.
El parque necesita 25 hectómetros cúbicos (cada uno equivale a un volumen como el del Santiago Bernabéu) para inundarse completamente. "Tendrán que sacarla de otro sitio", resume.
El plan de Cirujano contemplaba el uso de aguas residuales depuradas de los pueblos de la zona y la canalización del Cigüela para minimizar pérdidas. Otras opciones son la construcción de tuberías desde los embalses cercanos (El Vicario, Torre de Abraham o Gasset) o el uso de la tubería de la llanura manchega, para lo que habría que cambiar la ley pues la obra está prevista sólo para abastecimiento. Sin embargo, todas esas obras llevarían meses en el mejor de los casos.
Hernández critica el retraso de la Administración: "Llevamos 36 años, desde que comenzó la explotación del acuífero de La Mancha, sin hacer nada. Siempre hemos dicho que cuanto más tarde actuásemos sería peor". Los ecologistas aceptan cualquier trasvase de emergencia que inunde el parque "siempre que se tomen medidas para evitar la sobreexplotación. Y para eso hay que dar un giro de 180 grados al Plan Especial del Alto Guadiana".
Ese plan contemplaba la inversión de 3.000 millones de euros hasta 2027 para recuperar el acuífero y conseguir que los ojos del Guadiana, secos desde 1985, vuelvan a manar. El plan fue anunciado tras una reunión en La Moncloa entre José Luis Rodríguez Zapatero y el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda.
Sin embargo, los ecologistas critican que el plan está en marcha "pero con el freno de mano puesto". La principal partida anunciada para los primeros años iba a comprar derechos de agua a los agricultores y tierras. La previsión era gastar 265 millones de euros entre 2009 y 2010. Sin embargo, en 2008 el ministerio ha hecho ofertas de compra de derechos de agua por 32 millones de euros y ha presupuestado para 2010 otros 15 millones. El Gobierno ya ha comprado 1.350 hectáreas de terreno de regadío colindante con el parque.
La ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, negó la semana pasada que el presupuesto sea un problema ya que, aseguró, la mayoría de las partidas en los presupuestos no están regionalizadas y que se podrá ampliar la dotación al plan del Alto Guadiana.
La consejera de Medio Ambiente de la comunidad, Paula Fernández, insistió ayer en la misma idea: "A todos nos gustaría que fuera más rápido, pero va adelante y es la primera vez que tenemos un plan integral para recuperar el Alto Guadiana".
Fernández añadió que las relaciones con el ministerio "son excelentes" y que Barreda "tiene el compromiso de la ministra de que el presupuesto no será un problema". El diputado socialista por Toledo y portavoz en la comisión de Medio Ambiente, Alejandro Alonso, admite que "el presupuesto es corto", asegura que luchará por "aumentar la partida en el Congreso", pero advierte de que "los presupuestos van un poco justos". Hernández tiene otra explicación, que coincide con la de fuentes del sector: "El Gobierno se niega a comprar agua a los regantes mientras la Junta no se crea la reconversión agraria hacia cultivos de secano".
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EL PAÍS 12-10-09
Un insólito incendio subterráneo azota las Tablas de Daimiel
La turba del subsuelo arde desde agosto tras cuatro años sin agua - Algunos científicos alertan del daño irreversible si no se inunda ya el parque nacional
RAFAEL MÉNDEZ - Daimiel
El director del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel avisa. "Pise con cuidado, detrás de mí y mirando al suelo. Esto puede hundirse en cualquier momento". Carlos Ruiz palpa con la punta de la bota antes de apoyar el pie. A veces el suelo se desprende. "A principios de año esta grieta del suelo medía unos centímetros", explica apuntando a un hueco en el que cabe una persona.
Los libros de texto dicen que Ruiz camina sobre una laguna. Sin embargo, el suelo es polvoriento y por todas partes se abren enormes grietas. Donde la vegetación cubre el terreno es mejor no adentrarse porque es fácil hundirse. "Todos los guardas se han caído alguna vez y hasta algún coche se ha quedado atrapado. Parece el resultado de un terremoto y va mucho más rápido de lo que podíamos prever".
Que el suelo esté agrietado en las Tablas es el antepenúltimo síntoma de que todo lo que puede ir mal va peor. El antepenúltimo, porque las grietas han desencadenado algo más grave, como explica Luis Moreno, hidrogeólogo del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Durante miles de años, bajo el agua de las Tablas se ha acumulado materia orgánica, principalmente de origen vegetal. En esas condiciones, sin oxígeno y empapada en agua, se forma la turba, una especie de carbón vegetal.
Cuando el suelo se seca, la turba pierde agua, se encoge y agrieta el terreno. El aire comienza a circular por los huecos. Y la turba, formada en ausencia de oxígeno, comienza a oxidarse y se calienta. Cuando supera cierta temperatura entra en autocombustión, arde sola bajo el suelo. La autocombustión no es más que la oxidación a toda velocidad.
La trágica sucesión comenzó en las Tablas de Daimiel en 2005, cuando se secaron las lagunas. No era la primera vez que se agostaban, ya que las decenas de miles de pozos, legales e ilegales, que han proliferado en la zona en 40 años han esquilmado el inmenso acuífero que rebosaba en las Tablas y en los ojos del Guadiana. La sequía en la cabecera del Tajo hizo que el Gobierno limitara los trasvases -de los que realmente vivía el humedal- hasta el parque nacional. La prioridad era el abastecimiento y el regadío en Murcia y Alicante.
El 26 de agosto pasado, Ruiz recibió la llamada que temía desde que en 2007 el IGME alertó de que de seguir las lagunas sin agua la turba entraría en combustión. Ese día un guarda le avisó de que de un agujero en el suelo cerca de la isla de las Cañas salía humo. Ruiz cree probable que el fuego llevara ya tiempo: "Agosto fue anormalmente cálido y ése fue el primer día en que por la noche bajó la temperatura. Por eso lo vimos ese día". El humo que sale es débil, disperso. Apenas se ve. Sólo cuando hace frío, por contraste con la temperatura exterior, se aprecian las fumarolas salir de las oquedades del terreno.
En julio, otro incendio en superficie en la zona de protección del parque (la que se encuentra antes del espacio natural) se propagó a través de la turba y en septiembre reapareció de nuevo en otro punto.
"Hemos secado las Tablas y ahora vemos las consecuencias. La turba está seca y es un buen combustible", resume Moreno. Imaginar arder el subsuelo no es sencillo. "El fuego es como el de un puro. Lento y sin llama", añade. El director del parque tiene otro símil: "Arde como el brasero de tu abuela". Dionisio, el primer trabajador que con una pala mecánica intentaba sofocar el incendio, se bajaba a tierra de vez en cuando sin dar crédito a lo que veía. "No podía creer que la tierra ardiera", recuerda Ruiz. "Nunca había ocurrido en el parque", añade. Dicen que en 1986 un fuego de superficie pasó a la turba, "pero no fue autocombustión".
Al principio, el personal del parque no sabía cómo atacar el fuego. Tras varios intentos baldíos descubrieron que la única forma era ir aplastando el terreno con palas mecánicas, para impedir que el aire oxigenase la turba. Luego lanzaron unas tuberías de dos sondeos de fincas compradas junto al parque. Las bombas lanzan agua continuamente sobre el terreno, pero hace falta un caudal ingente para conseguir frenar el fuego subterráneo.
Rosa Mediavilla, que dirige el proyecto del IGME que desde hace años estudia el subsuelo de las Tablas, recuerda cómo desde el parque les llamaban desesperados. "Nos decían que cuando veían que en una zona se había apagado, surgía más humo a 200 metros. El riesgo es que la zona afectada por las grietas es muy grande". Aunque no todo el parque tiene turba en el subsuelo, sí hay enormes acumulaciones bajo el antiguo cauce del Guadiana.
El todoterreno que conduce Ruiz da un giro enorme siguiendo los restos del fuego subterráneo. El giro coincide con el meandro que hacía el río. Los técnicos del parque han calculado que han ardido unas cinco hectáreas, pero en realidad nadie sabe cuánto ha sido. En esa zona hay unas 150 hectáreas cuarteadas, susceptibles de arder. Aunque el 5 de septiembre dieron el fuego por acotado -"no por controlado"-, el miércoles pasado Ruiz volvió a detectar una fumarola. Apagar un incendio de turba es extremadamente complicado. Un día sin fumarolas no significa nada. El director del parque zanja: "No tengo la menor duda de que el fuego subterráneo sigue".
El humedal, una de las 14 joyas de la naturaleza española que están catalogadas como parque nacional, se prepara para nuevos focos. Los técnicos han creado un sistema de tuberías para poder empapar el suelo en las zonas susceptibles de arder. "Preparar este dispositivo para mí es muy desagradable. Me gustaría que el parque tuviera 1.000 hectáreas encharcadas, pero es lo que hay", reflexiona el director del espacio.
En sólo dos puntos hay agua gracias a bombeos subterráneos. Así los turistas pueden ver un resto de laguna. Sólo hay cinco hectáreas inundadas, de las 1.600 encharcables del paraje.
Con todo, lo peor no es el incendio. Es lo que pasa en las Tablas: cuando parece que han tocado fondo surge un problema nuevo. Cuando se quedaron secas en 2005 nadie pensó que cuatro años después eso sería lo de menos. Lo peor, lo verdaderamente grave, es que al quemarse la turba el suelo pierde sus propiedades. Lo que era un lugar llano pasa a ser como un "paisaje lunar", como lo define Moreno, un lugar con altibajos, con zonas hundidas. Y bajo tierra pierde la capa que durante 300.000 años ayudó a retener el agua.
Así que cuando el agua vuelva -si vuelve- nadie garantiza que se vaya a quedar allí como hasta ahora. Es posible que se filtre directamente al acuífero, que las Tablas, como las conocemos, sólo existan en el recuerdo. "O actuamos ya o cuando el Cigüela [uno de los ríos que abastecía Daimiel y por los que va el agua trasvasada] lleve agua puede que ésta no se quede y vaya directamente al acuífero", se desespera Mediavilla.
Ruiz también es consciente de la gravedad de la situación: "Me preocupa que sea irreversible al menos en una escala temporal humana". Moreno es más pesimista. O quizá más realista: "El proceso es casi irreversible. El daño está hecho y no es recuperable. Llegamos tarde. Cuando el invierno pasado decidían si iba a haber un trasvase o no en realidad decidían si iba a arder la turba o no".
Después de dos años sin aportaciones externas de agua, el parque pidió a principios de año un trasvase. El Gobierno esperó a que mejorara la situación en los embalses del Tajo para que el consumo humano en Levante estuviera garantizado. Al final, el 23 de abril aprobó el envío de 20 hectómetros cúbicos de agua (cada hectómetro equivale a un volumen como el del estadio Santiago Bernabéu). El trasvase se demoró y cuando en mayo salió el agua era demasiado tarde. El Cigüela está tan seco que chupa casi toda el agua. Como explica Moreno, "es como mandar el agua a través de una esponja". Además, con el calor de la época la evaporación es mayor. Sólo llegaron al parque 0,75 hectómetros, el 3,75% de lo trasvasado. Insuficiente. Mediavilla señala que "la única solución es inundar las Tablas de nuevo. Pero hacerlo ya. Lo que estamos viendo es alarmante". La científica del IGME ve con preocupación cómo el humedal emite en forma de CO2 el carbono almacenado durante miles de años: "Un humedal regula el ciclo del carbono. Cuando está vivo retiene CO2, actúa como sumidero. Ahora ha pasado a ser un emisor y en dos años no sé lo que puede pasar".
Moreno asegura que no se puede confiar en las lluvias: "La naturaleza no va a frenar el proceso, por mucho que llueva". Ni un otoño extremadamente húmedo paliaría el déficit del acuífero de La Mancha, cifrado en más de 3.000 hectómetros cúbicos. En la zona de las Tablas el agua se encuentra ya a 26 metros de profundidad, cuando hace 25 años rebosaba allí. Sólo un trasvase, desde el Tajo o desde los embalses de Gasset o Torre de Abraham, en la cuenca del Guadiana, aliviaría el parque. Moreno ironiza: "Yo soy un médico que atendía a un enfermo crónico y grave. Ahora vemos que en los últimos meses ha empeorado, está en la UVI. Y si no le inyectamos suero rápidamente en forma de trasvase se muere".
Los ecosistemas no responden siempre de manera lineal. A veces llegan a puntos de no retorno, en el que un cambio abrupto los hace irrecuperables. El director del parque apunta a que éste puede ser el caso: "Siempre pensamos que las Tablas era un sistema muy resistente y versátil. Las hemos visto secas en los ochenta y los noventa y cuando volvía el agua se recuperaban. Pero esta vez puede ser distinto". En las Tablas, lo peor siempre está por llegar.

50 años de agonía
En las Tablas no hay un único culpable. El humedal comenzó a morir en 1956, con la ley sobre saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos a los márgenes de los ríos Cigüela y Záncara. La norma convertía terrenos incultos de carácter pantanoso o encharcadizo en regadío. Entonces parecía imposible secar La Mancha húmeda, una comarca en la que el agua manaba en el suelo. El acuífero 23 rebosaba.
José Jiménez, director de parques nacionales, del Ministerio de Medio Ambiente, define que hoy la situación es de extrema emergencia. Jiménez vive en Ciudad Real y hace 20 años aún paseaba en las barcas de quilla plana por las Tablas. Conoce el problema: "O lo recuperamos en poco tiempo o el deterioro de las turbas será irreversible". Aunque admite que hace falta un trasvase urgente, advierte de que ésa no es la solución definitiva: "O vuelven a manar los ojos del Guadiana [se secaron en 1986] o la recuperación será falsa".
La pega es que nadie que haya visitado el lugar apostaría a que vaya a ver agua brotar de los ojos. Incluso junto al parque, los pivots (sistema de riego por aspersión) inundan cebollas o maíz, sobreexplotando el acuífero. Las organizaciones agrarias tienen aquí un enorme poder y las administraciones ven más votos en la agricultura que en las lagunas.
"Ahora se riega la viña, que era de secano. Aunque el problema viene de hace muchos años, quien firmó eso estaba firmando contra las Tablas", afirma Luis Moreno: "Tenemos que decidir si queremos un humedal o una reserva de caza". Aunque sería de jabalíes y conejos, que es lo que hay ahora, no de patos y aves acuáticas como las que se cazaban hasta principios de los setenta.

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